domingo, junio 25, 2006

Te miro; abre los ojos.


Otra vez me ha vuelto a pasar, me he despertado en mitad de la noche.
Me he sentado en la cama y te observo un buen rato como duermes.
Enciendo un cigarro y conecto la radio.
El volumen lo situó lo suficientemente bajo para no despertarte, Wilson pickett suena en una noche calurosa de un abril poco común.
Sigo observándote.
Miro tu dulce cara, tus manos y tu pelo, lo daría todo por que fuese mañana para volver a ver tus ojos otra vez y decirte; abre los ojos.
Miro la luna y veo que ella también te observa, allí, situada a lo lejos de la ventana.
El sonido de los coches de ahí afuera, hace callar a los grillos.
Te miro, y pienso en nosotros, el entender mis rarezas y yo entender las tuyas.
El pasar por los malos momentos. Seguir unidos... siempre juntos.
Pienso en que si no estuvieras a mi derecha, que seria de mi, que seria de ti. Sigue durmiendo y sueña, que yo un día soñé que te miraba aquí, sentado en la cama y me sentía feliz.
A Eva, que me necesita siempre y la quiero con toda mi alma.
Miguel A. Hernández.

No hay comentarios: