sábado, julio 29, 2006

El muro


Formó su vida con cuatro retales de esperanza, sintiéndose una mierda avanzó, pero llegó el día que tuvo que llenar su equipaje de ropa haraposa para marcharse, no sin antes vérselas con el mundo entero, y lastimarse por dentro ella sola una vez más. Dejó lagunas de aire seco, absorbió aquella fabulosa escencia, la suya, la verdadera, dejando aquel aire completamente obsoleto. Aún notando que la inmensa mayoría que a través de aquel muro del odio la miraba con el rechazo más inhumano, se agachó dándose la vuelta con su falda como arma, esa falda llena de trozos de telas viejas remendadas, y haciéndolo girar a la izquierda con un breve desgarro, clavando sus hermosas rodillas en el suelo gravoso, mostrando sus manos desnudas al aire, y mirando al cielo metiéndose en el papel que le había tocado, una madre destrozada y vacía, exclamó un grito de rabia, que hizo romper una de las esquinas de aquel muro inquebrantable. Motivo más que suficiente para que los defensores de la gran falsa paz, la acribillaran a tiros.
A quien dibujó la libertad en ese maldito muro.
Miguel A. Hernández

1 comentario:

Isthar dijo...

Hermoso e inquietante grito de libertad el que dibujan tus letras. Siempre me ha parecido terrible que por defenderla tantos tuvieran que morir de forma tan injusta...