Pequeño tirano

Tu mundo interior, estaba lleno de extravagancias, de dictadores fascistas, emperadores mecánicos y de mediocridad.
Se esculpían contenidos apocalípticos donde la hipocresía y la iglesia iban por la misma avenida. De satisfacciones incumplidas, de el placer de los quejidos de los obreros del pueblo. De letras llenas de sadismo, de esa cultura zafia y misógina que siempre te atrapo. De aventuras xenófobas e ideas seniles. De balas volando a un lugar donde se pudiera destruir el amor. De leyendas misteriosas sobre esos locos masones, que tu siempre quisiste ser uno de ellos, pero no te dejaron. No pudieron se libres, tuviste una muerte sorda y en la cama, te fuiste mandando. No podemos olvidarte, hiciste sangrar a los hermanos de la esperanza y no te lo hicieron pagar, quizás lo pagues allí donde estés, adiós tirano.
A la memoria de Julio Matito.
Miguel A. Hernandez.