
Otra vez la maldita ansiedad
me hace asfixiarme,
me hace asfixiarme,
intento concentrarme en la relajación,
pero tengo ganas de huir.
pero tengo ganas de huir.
Miro al suelo y observo en el,
un charco de angustia,
un charco de angustia,
mas adelante un charco de soledad,
y al lado de mi pie izquierdo
un trozo de corazón podrido.
un trozo de corazón podrido.
¡Dios!, otra vez he vuelto a derramarme.
Me desgrarro en mis gritos una vez más.
Miguel A. Henández
1 comentario:
En los días en que me siento así vertirme en gritos es lo único que me ayuda.
Y mañana será otro día, con suerte...
Publicar un comentario